De la misma manera que tenemos en cuenta los colores de cada elemento a la hora de decorar cada una de las estancias de nuestra casa también lo debemos hacer con la ropa de hogar. Y es que no sólo hay que tener en cuenta los colores sino también las texturas.
Según las estaciones las texturas que utilicemos serán uno u otras al igual que los colores, ya que cambiamos podemos hacerlo de todo. Os damos algunas indicaciones para que tu casa esté a la última y sorprendas a tus invitados. Por ejemplo, en invierno anhelamos el calor, una luz cálida que invite a estar en una determinada estancia, que emane tranquilidad y relax como por ejemplo en el salón.
Durante los meses de invierno os aconsejamos que optéis por los colores tierra o bien por los grises que dan un aire más invernal, además podéis acompañar las noches de velas de manera que sea la luz ténue de estas las que os alumbren ya que tienen otro objetivo y es provocar la sensación de calor. Pero si quieres conseguir la comodidad y calidez absoluta te recomendamos que las fundas de los sillones así como las mantas sean gruesas y de pelos.
Tendrás tiempo de cambiar ya que cuando se acerca el calor, ya en primavera nos apetece lucir colores más vivos que expresen alegría y ánimo. Es una excusa para guardar toda esa ropa de hogar y cambiar por otra de colores más vivos como los naranjas, fucsia o verdes y telas más ligeras y finas como el algodón o el lino.
No obstante si lo que buscas es cambiar la habitación, durante los meses invernales te recomendamos que utilices un nórdico de manera que puedes ir cambiando la funda según tu estado de ánimo o por semana pero sin salirte de la gama de colores anteriores. Además, la ventaja de poder utilizar una de estas fundas nórdicas es que puedes seguir usándolas en verano si quisieras como colcha.
Además, el dormitorio podéis acompañarlo de un plaid, según la estación será más grueso o fino, y no sólo tiene una función decorativa y estética ya que si eres de los que les gusta tumbarse en cama a leer o con el ordenador podéis extenderlo como si se tratara de una toalla para tumbaros encima y no manchar el edredón o la colcha con el roce.