Tan importante es el sueño de los pequeños como el de los mayores, y es que el sueño tiene varias fases pero la más importantes que es la del sueño profundo o fase Delta, es difícil despertarse mientras estamos en esta etapa que suele durar aproximadamente 20 minutos. El problema es que muchas veces no llegamos a ella y esto hace que al día siguiente los niños se cansen más o se levanten con sueño.
En ese caso hay que investigar cuáles son las posibles causas que lo originan, aunque entre las principales está el colchón que no es adecuado para el pequeño o la almohada de lactancia. En el caso de esta última es sencillo ya que las almohadas de los bebés debe tener poca altura para que la columna vertebral esté alineada con el cuerpo todo la noche y se eviten así luego desvíos de las vértebras o dolores de cuello.
En cuanto a los almohadones, es un poco más complicado, lo mejor es que te decantes por una marca conocida y de gran prestigio ene l mercado que te da una garantía y ofrece las mejores calidades. La elección depende de tu gusto ya que estos colchones pueden ser de muelles, fibra o viscoelásticos.
No obstante, existen otros factores que pueden influir en el descanso del bebé como por ejemplo las rutinas, las excitaciones producidas por la televisión u ordenadores, y la ingesta de cafeína. Por eso es mejor llevar siempre el mismo horario de ducha, cena y dormir, lo que se conoce como rutina, y acompañarlo de una dieta sana y equilibrada que no sea muy fuerte para favorecer la digestión.
Si el descanso del pequeño no es el adecuado no sólo hay un empeoramiento académico sino que también existe un mayor riesgo de sufrir obesidad. Los niños menores de 11 año deben dormir al menos unas 9 horas mínimo mientras que luego deben hacerlo durante 8 horas.