Una almohada no dura para siempre. Una almohada en al estado puede hacer que te levantes más cansado que cuando te acostaste. Así que es importante conocer cuándo ha llegado la hora de cambiar la almohada por una nueva. Hay varias formas de determinar si es el momento de reemplazarla.
En primer lugar es importante que seas consciente de la manera en la que te levantas por la mañana. Cuando las almohadas se hacen viejas pierden la forma y la cabeza no descansa de la forma adecuada. Esto puede causar dolores en el cuello, la cabeza y las cervicales. Si experimentas este tipo de dolores cuando te levantes más de una semana puede ser una señal de que necesitas cambiar la almohada.
Examina tu almohada, colócala en una superficie plana y analiza. La almohada no debe ser grumosa ni tener protuberancias. Puede que por dormir siempre en una misma postura con el paso de los años se hayan formado abolladuras grandes. Tanto si la almohada ya no vuelve a su forma inicial como si está perforada es motivo de reemplazarla por una nueva.
Realiza la prueba del pliegue. Dobla la almohada por la mitad y coloca la mano sobre la parte superior de la almohada. Mantén la almohada en esta posición durante 30 segundos y luego suelta la almohada. La almohada debe volver a su forma original. Si se queda doblada o tarda algunos segundos en tumbarse hacia abajo es señal de que está para cambair.
Ten en cuenta los años que tiene tu almohada. Con el tiempo, la piel muerta, los ácaros del polvo y otros alergenos pueden acumularse en tu almohada. Esto puede causar más de la congestión nasal. Estos alérgenos pueden llegar a acumularse abajo de tu almohada, provocando que se quede plana o pierda la forma. Coloca una nueva almohada después de 18 a 24 meses para mantenerla fresca y libre de alérgenos.