Para que el descanso por la noche sea confortable no depende sólo del colchón, hay otros elementos como la almohada. Con ella se evitan los dolores de espalda, cervicales, o de cabeza entre otros. En el mercado podréis encontrar tres tipos de almohadas como es la de poliéster, la de látex o la viscoelástica.
La almohada de poliéster puede ser de fibra hueca, de fibra siliconada o microfibra. Estas almohadas se pueden lavar perfectamente; es el material que mejor transpira y facilita la evaporación de la humedad, perfecto para los calurosos; y los ácaros en estas almohadas no pueden reproducirse, de esta manera se reduce el riesgo de reacciones alérgicas.
El otro tipo de almohada es la de látex, este material es un tipo de espumación que proviene de una planta conocida como Hevea Brasiliensis. Podéis encontrar el látex natural y el sintético, la diferencia es que el primero tiene un tacto mullido y suave mientras que el segundo es más firme. Los beneficios de este tipo de almohada son los siguientes: una buena ventilación ya que su estructura interna permite una ventilación interior adecuada; es hipoalergénica, es poco favorable para la proliferación de los caros; y presenta una alta adaptabilidad y elasticidad por lo que favorece una mejor posición cervical.
Por último, podéis elegir una almohada viscoelástica, este material fue desarrollado por la Nasa y presenta algún beneficio más que los anteriores. Al igual que en los otros casos, en estas almohadas no pueden reproducirse los ácaros, favorece la circulación sanguínea por lo que comprobarás que cada vez cambias menos de postura; elimina la presión sobre el cuerpo, así se mantiene más tiempo el descanso. Otro de las ventajas de estas almohadas es que reacciona al peso y a la temperatura corporal de las personas, la memoriza para la próxima vez por los que terminan siendo personalizadas.